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martes, 28 de mayo de 2013

¿SABEMOS PEDIR DE FORMA ADECUADA?

PEDIR: Requerir [una cosa], exigirla como necesaria o conveniente.

Por regla general, sin ni siquiera darnos cuenta hacemos y nos hacemos una gran cantidad de peticiones al día. Algunas de estas peticiones son realizadas en voz alta y dirigidas a otras personas (Dame eso, haz aquello), pero muchas otras son solo parte de nuestros pensamientos y son solo escuchadas por nuestro subconsciente (voy a adelgazar, voy a hacerlo mejor, etc.). 

Si realizáramos una lista para cuantificar el número de peticiones realizadas en un solo día, nos llegaríamos a sorprender porque serían muchísimas más de las que jamás hubiésemos imaginado.

Autoexigirnos es muy beneficioso, pues nos pone en predisposición a cumplir el deseo formulado, ya que nuestra mente se pone a trabajar inconscientemente para alcanzar ese fin.

Hasta aquí todo parece muy fácil y agradable. Hagamos más peticiones a nuestro cerebro y éste nos permitirá conseguir mayores logros.

Pero si esto es así ¿Por qué entonces muchas personas viven en un continuo estado de angustia e insatisfacción, que en muchos casos deriva en depresión?. ¿Estas personas no se hacen ninguna petición?.

Responder a estas preguntas, con certeza, es complicado porque nadie está en la mente de nadie. Pero si se pueden sacar conclusiones sobres los comportamientos que mantenemos y en la forma que externamente nos comportamos. Lo que puede darnos una idea de como funcionamos internamente.

Se oye mucho hablar de la ley de la atracción. Pidiendo atraes hacia ti lo que deseas. Pero ¿atraemos hacía nosotros de forma correcta?.

Demos un repaso con un simple ejemplo: cómo se reacciona cuando se quiere perder peso.


A veces, nos encontramos con una persona que nos dice que quiere adelgazar y le escuchamos manifestarlo abiertamente:  "Quiero perder peso"- nos dice -. Esta petición revela un deseo, lo cual es importante porque si ni siquiera tenemos la intención de hacer algo, difícilmente lo conseguiremos. Pero un deseo, a veces, no es más que eso algo que ambicionamos pero que inconscientemente sabemos que puede ocurrir o no. Con esta premisa, el éxito se ve seriamente comprometido. Querer es poder, pero no lo es todo y puede resultar insuficiente.

Otras personas, manifiestan el deseo en forma negativa: "No quiero seguir engordando" lo que aún lo hace mucho más contraproducente. En este caso, la mente subconsciente se queda con el "NO" y no moverá ni un ápice de nuestra energía en el objetivo. No es no y paraliza al más lanzado u obstinado.

Por eso, es mucho más contundente pedir de forma afirmativa: "Pierdo peso".

Pero ¡OJO!. Que nuestro subconsciente es muy inteligente (aunque a veces nos parezca muy simple) y tampoco entenderá correctamente esta petición. Puede que perdamos algunos kilos pero, al mismo tiempo subliminalmente, nuestra mente tiene una función de autroprotección, que está por encima de otras funciones secundarias, como es la del deseo de adelgazar. La pérdida de peso llevada al caso extremo puede suponer la muerte del individuo, por lo que nuestra mente no se concentrará en este objetivo y tan pronto como pueda buscará otra "excusa" que llegue de nuestros deseos para contrarrestarla. Las personas que siguen un régimen de adelgazamiento, pasan numerosos momentos en los que se dicen: "Tengo hambre, ojalá pudiera comer esto o aquello, ahora". Entonces, nuestro cerebro que está expectante a nuestros estímulos, asimilará rápidamente esta "nueva orden", ya que es considerada más importante que la del deseo de perder peso, comprometiendo, por tanto, el éxito de nuestra empresa. Es posible que no nos podamos quitar de la cabeza el pensamiento de comer eso que tanto nos apetece. Sentiremos, cada vez más, un deseo irrefrenable de hacerlo. Si superamos ese deseo, seguramente, nos llegará una sensación de frustración que hará que la próxima vez que volvamos a tener ese "ataque de hambre" nos cuestionemos si merece la pena seguir "castigándonos". Aquí, empieza a crecer la semilla de una posible depresión. Todo dependerá de la fuerza de voluntad del individuo, también de su estado de ánimo, etc.

Llegado a este punto, es mejor pensar que la frase ideal en este caso sería: "Estoy en mi peso ideal ahora y me siento en armonía con mi cuerpo". En este caso, no se encuentra ningún tipo de contradicción. Nuestra mente se concentrará en el objetivo, pues no encontrará conflicto entre lo expresado y sus funciones vitales, y se concentrará en realizar el balance perfecto entre nuestros impulsos y nuestros deseos. Es posible, que veamos algo en la nevera y sintamos que, aunque sería bueno disfrutar del sabor de ese trozo de tarta, mejor lo dejamos para otro momento o bien que nos lo comamos y nuestra sistema digestivo funcione, mejor de lo que lo estaba haciendo hasta ese momento, y ponga en marcha los procesos necesarios para asimilar solo lo estrictamente imprescindible para mantenernos saludables y deseche los posibles excedentes, que nos crearían acumulación de grasa, creando el balance idóneo en nuestro sistema

Observemos que se ha resaltado en color rojo "AHORA". Es vital determinar el momento, ya que la frase sin este adverbio de tiempo, queda totalmente atemporal. Nuestra mente se sentirá confundida y se dirá "Bien, pongo en marcha los mecanismos para estar en el peso ideal para alcanzar el objetivo dentro de 5 años o solo de 5 a 6 de la tarde una vez al mes, etc".

Las peticiones pueden verse mayormente reafirmadas siendo escritas en lugares visibles. Se puede hacer un cartel que diga: "Estoy en mi peso ideal ahora". Si lo ponemos en un lugar visible, lo veremos inconscientemente cada vez que pasemos cerca de él. No hará falta, siquiera, que lo leamos. Porque nuestra mente, sabe perfectamente lo que dice el cartel.

Nuestra mente no nos traiciona nunca, siempre que le demos las pautas e indicaciones correctas, con los parámetros temporales y con instrucciones definidas y no contradictorias.

Ahora analízate a ti mismo, ¿Ya tienes más claro cómo pedir? ¿Crees que los mensajes que se lanzan públicamente (medios de comunicación, marketing, etc.) te ayudan a progresar personalmente y a mejorar tú situación actual?.

¿No deberías de cambiar tu forma de pedir y tus afirmaciones a nivel personal y colectivo? ¿A qué esperas?

Espero que este post te haya sido útil y hayas despejado algunas dudas.

Un saludo.

REGRESO AL FUTURO (DEL SIGLO XVI AL XXI).


En el día de hoy, Diego, un adolescente de 2º de la ESO (equivalente a 8º de EGB), me mostraba su libro de Historia para que leyera el siguiente texto:

(Ojo al texto marcado en color rojo).

La crisis de la iglesia: Reforma y Contrarreforma.

Causas de la Reforma:

La crisis in la Iglesia fue debida al incremento de pérdida de prestigio del Papa y el clero y al abuso de poder de la Iglesia.

El Papa y el clero perdieron parte de su status de “respeto” a causa de que la mayoría del clero vivía una vida lejos de los principios espirituales que su institución representaba.

Los obispos y abades disfrutaban de una vida de lujo, más cercana al poder político que al religioso, mientras que el bajo clero tenía poca formación y no siempre tenía un comportamiento dentro de las buenas normas morales, muy habitualmente olvidando su propio voto de castidad.

El enorme poder que la Iglesia tenía sobre la sociedad en muchos aspectos de la vida creaba muchos casos de abuso de poder. La jerarquía de la Iglesia estaba formada casi exclusivamente por miembros de familias nobles. Otras posiciones eran compradas con dinero. El perdón de los pecados, también podía ser comprado con dinero, por medio de las llamadas indulgencias.

Las Reformas:

La Reforma Luterana comenzó en Alemania cuando el monje Agustiniano Martin Lutero se opuso al hecho de que el Papa León X hubiera pagado la construcción del Vaticano con dinero procedente de las indulgencias concedidas. Lutero publicó las 95 Tesis (1517) en contra del abuso del clero, siendo excomulgado por el Papa.

Una nueva doctrina había comenzado: sus principios fueron la interpretación individual de la Biblia sin sacerdotes, el rechazo a la infalibilidad del Papa, la aceptación de tan solo dos sacramentos (Eucaristía y Bautismo) y la abolición del culto a la Virgen y los Santos.  Esta nueva doctrina se extendió muy rápidamente, gracias a la reciente invención de la imprenta.

La Doctrina Calvinista fue predicada por John Calvin en Ginebra (Suiza), estaba basada en la idea de la predestinación.  De acuerdo a esa doctrina, la salvación o condena de las personas estaba predeterminada por Dios independientemente de sus actos en la Tierra. Esta doctrina se extendió ampliamente por la clase media Suiza, Países Bajos, Francia y Escocia.

Una forma diferente de Protestantismo se desarrolló en Inglaterra, donde el Rey Enrique VIII rompió su alianza con el Papa cuando su divorcio con Catalina de Aragón no fue aceptado. El Rey se convirtió en el jefe de la nueva Iglesia, llamada Iglesia Anglicana. Inicialmente sus principios no diferían mucho del Catolicismo, pero gradualmente con posterioridad se fue creando una doctrina Protestante.

La Contrarreforma Católica.

La Iglesia Católica reaccionó a estos movimientos mediante la redefinición de sí misma:

 El Concilio de Trento (1545-1563). La doctrina Católica se reafirmó y promovió con extendiendo mensajes como que solo la Iglesia puede interpretar la Biblia, la salvación se consigue a través de la fe y la devoción. El Papa es infalible; existen siete sacramentos, los santos y la virgen han de ser venerados, etc. La mayoría de las medidas fueron tomadas para incrementar la imagen de la Iglesia.

La Compañía de Jesús fue fundada por el sacerdote Vasco Ignacio de Loyola en 1540. Fue importante en la Contrarreforma porque sus miembros hicieron un voto especial de obediencia al Papa.

Al terminar, me decía: “Andrés, ¿esto no es cómo lo que pasa ahora?”.

Querido lector, no sé tú pero yo, con solo leer el texto, ya me estaba haciendo la misma pregunta que el adolescente. Más parecía que aludía a la época actual que al siglo de Oro Español (XVI).

Leyendo los párrafos marcados en rojo, parece que:

La Iglesia de aquella época fuera nuestra clase política actual y nuestros gobernantes (incluidos los actuales como los pasados).

Las Reformas Luteranas y Calvinistas se parecen mucho a las críticas, de los ciudadanos, en contra de la forma en que los políticos nos representan y se comportan.

La reacción del monarca inglés (Enrique VIII) se asemejaría a la que Artur Más está teniendo con su intento de independencia para Cataluña.

Y la Contrarreforma, bien se podría asemejar a la reacción de nuestros gobernantes actuales (y el resto de la clase política que con su silencio y des-oposición otorga) empecinados en hacer oídos sordos a las protestas de los ciudadanos denunciando soluciones drásticas y urgentes para combatir de raíz (corrupción, crisis, desempleo, etc.).

Diego, me terminó preguntando: No entiendo. ¿Pero si eran curas por qué se comportaban así?, iban en contra de las normas que marcaba la iglesia, ¿no?. Entonces, si no hacían lo que dijo Dios, estaban mintiendo ¿verdad?.

Sí, Diego, muy agudo. – pensé para mis adentros - ¿Sí son políticos por qué se comportan así?. Van en contra de los intereses y el bienestar de los que les hemos dado nuestra confianza. Están a nuestro servicio y al del estado ¿O es el estado a su servicio?. Si no cumplen con sus compromisos electorales, están mintiendo.

Hubiese preferido que Diego, hubiese escogido un texto histórico más antiguo, donde Plutarco contaba que Alejandro (el Magno) reunió a los brahmanes más famosos por su habilidad para contestar cuestiones filosóficas con sabiduría y profundidad. Donde, justamente, a uno le preguntó:

- ¿Cuál es, de las bestias, la más lista?.

- Aquella que el hombre no conoce. (El hombre teme a lo desconocido).

O bien que hubiese escogido algún párrafo que hablara sobre alguno de cualquiera de estos dos edictos del Rey Asoka. (siglo III a.c.):

Edicto VI: Asoka invitaba a sus súbditos a tratar con él todo asunto de interés público, a cualquier hora del día o de la noche y agregaba que mediante el fiel cumplimiento de sus obligaciones reales, estaba él obteniendo su propia liberación de la deuda contraída con sus congéneres.

Edicto X: Asoka declaraba que la auténtica gloria de un rey depende del progreso moral que alcanzan sus súbditos, con su ayuda.

martes, 21 de mayo de 2013

¿OPORTUNIDAD U OPORTUNISMO? (SE BUSCAN EMPLEADOS CON DISCAPACIDAD)

En los últimos tiempos ha crecido enormemente el número de ofertas de trabajo que solicitan específicamente una persona con certificado de discapacidad.

Ante este cambio de tendencia, se presentan varios interrogantes:

¿Por qué ahora, justo en el momento en que el mercado laboral está en su versión de precariedad más acusada, aparecen estas ofertas?. 

¿No sería más fácil pensar, ya que el mercado laboral se ha vuelto tan exigente, ahora que se desecha a los jóvenes por su inexperiencia, a los mayores de 40 por su exceso de experiencia, a las mujeres porque siempre se las ha desechado y ahora no va a ser menos, a los que antes tenían sitio porque ahora ya no lo hay para ellos; no sería, entonces, más coherente pensar qué para los mal llamados "discapacitados" tampoco hay sitio en el mercado laboral?. Puestos a encontrar peros... si antes se les ponía a ellos más que a nadie ¿por qué no seguir haciéndolo?.

Mirando cualquier portal de trabajo, se pueden encontrar ofertas del tipo:

"Se buscan jóvenes recién licenciados con discapacidad".

¡Magnífico, que cabecera de oferta laboral tan sugerente y humana!. Se dan oportunidades a tres colectivos diferentes que comparten precariedad, al mismo tiempo:

Jóvenes.
Recién licenciados.
Discapacitados.

¿Pero estos colectivos no eran, hasta hace muy poco, tabú para los empresarios españoles?.

¿No será que el rizo del "contrato basura" está llegando ya a su máximo exponente, en forma de tirabuzón, y se ofrecen ofertas para la mezcla de los tres colectivos, pagando salarios, no ya "mileuristas", sino "centimoeuristas"?.

¿O quizás el motivo esté en que, por contratar a personas con certificado de discapacidad, las cargas sociales para la empresa son prácticamente inexistentes y existen ciertas bonificaciones y deducciones fiscales, lo que supone un ahorro frente al trabajador "capacitado"?.

¿Saben las empresas qué, para contratar a una persona con un hándicap (que no discapacitado), deben de adaptar el puesto de trabajo y su entorno a las necesidades de esa persona?. 

¿Saben las empresas que las ayudas, para la realización de obras de adaptación del entorno laboral, también están sufriendo recortes y que pudiera ser que el coste final de la adaptación corra a cargo exclusivamente de la empresa sin ningún tipo de ayuda estatal finalmente?.

Y ante todo la pregunta más importante que mucha gente se está haciendo:

¿Esto ocurre como oportunidad para las personas con hándicap, porque existe una conciencia acerca de la integridad y de la capacidad laboral de estas personas, o realmente es un oportunismo empresarial para aminorar costes y salir del paso, y en cuanto lleguen vientos favorables volver a las andadas (o mejor dicho, que los que no anden, no oigan, no vean y  los que nos parezca, a simple vista, que no parecen tener capacidad para pensar bien; se vuelvan por donde han venido)?.

Espero profundamente, que esta crisis sirva para encontrar soluciones positivas (que si se buscan se encuentran) y que una de ellas sea que por fin haya cambiado la mentalidad de la sociedad hacia las personas más desfavorecidas laboralmente.

También espero, con la misma profundidad, estar equivocado pero me temo solemnemente que en gran parte de los casos hay gato encerrado.

¿Y tú que opinas?.


sábado, 18 de mayo de 2013

LIDERAZGO 2.0 Y JEFES DEL SIGLO XX


En el día de ayer, justamente cuando estaba leyendo una entrada, en el blog “Descubriendo Talento”, de Isabel Iglesias; titulada Cuentos para reflexionar: El mendigo que no quiso dejar de serlo; recibí a través de LinkedIn la petición de una persona, a quién aprecio bastante (aunque solo nos conozcamos de forma virtual), pidiéndome que le presentara a otra persona de mi red directa de contactos (uno de mis contactos de 1º grado). Algo que LinkedIn permite y que puede resultar muy útil, para poder contactar con personas que no están en tu red pero que pueden resultarte interesantes para tus fines profesionales.

Por supuesto accedí. Cliqueé la opción “reenviar” y añadí una explicación del motivo por el que contactaba (Intermediar entre dos personas para que lleguen a conocerse) y unas palabras, a modo de introducción, acerca de mi opinión profesional sobre la persona que recomendaba. Algo lógico, a mi juicio, para poder entender porque esa persona podía ser interesante para el destinatario de la solicitud.

Envié el correo y en 3 minutos recibí la respuesta del  interesado.

Al leer su contenido, me quedé negativamente sorprendido. Escribía textualmente:

(La ausencia de tildes no es un error de transcripción, sino que en el teclado de este “señor” no deben de existir los acentos y por ello no los incluye).


“Gracias por tu “recomendacion”, aunque no recuerdo habertela pedido.

De todos modos… quien eres tu para hablarme con tanta propiedad y “recomendarme” cosas?”.

Cada uno que piense lo que quiera. Pero creo que no es una respuesta digna ante una invitación.  Por varias razones:

Si formas parte de LinkedIn es porque te interesa tener contactos profesionales, si no es así es mejor mantener tu perfil no visible y de esta forma no te molestará nadie.

Diariamente, se suelen recibir invitaciones de muchos tipos de perfiles. Algunos a primera vista son una incógnita y aún así, yo suelo aceptar las invitaciones que recibo, porque cuanto mayor sea mi red de contactos mayor penetración de mi “marca personal” (o empresarial si soy una empresa). Si estás recibiendo un contacto que te llega recomendado (y no lo escribo con comillas, porque me hago responsable total del significado que tiene esta palabra), ¿no es como un regalo caído del cielo?. Nadie recomienda a nadie que crea que le pueda dejar en evidencia. Por lo que, cuando se hace una recomendación es porque se avala al recomendado. ¡Ojalá todos los contactos que hiciera me llegaran recomendados!!!.

Creo que de entrada, es importante mantener las formas y un mínimo de cordialidad, empatía y, sobre todo, educación.  En el tono de este “caballero” (sí, con comillas) no noto ninguna de esas características y, al contrario, noto, como poco, burla, prepotencia, desprecio, egocentrismo y algunos otros calificativos que omito, pero cuanto menos, una falta de educación de magnitudes extremas. ¿Cómo es posible que denomine “cosa” a otra persona? ¿Acaso este “varón” es uno de esos seres misóginos que emplea calificativos de este tipo contra cualquier profesional de sexo femenino?. Porque, sí, la recomendada era una mujer, profesional polifacética y esposa y madre. Creo que nadie merece ser calificado como “cosa” (ni siquiera el propio individuo “caballero” que lo usa contra las féminas”).

Si me preguntas quién soy, es porque no lo sabes, y entonces, mejor tener cuidado con las respuestas que se dan.  Puedo ser un loco desequilibrado y no gustarme la respuesta que me estás dando y meterte en un lío sin comerlo ni beberlo.

No me gusta dejar a la gente llena de interrogantes y por tanto respondí, realizando las aclaraciones oportunas.

Resumiendo mi respuesta:

Le expliqué porque había contactado con él, de nuevo, que atendía la petición de otra persona.

Le dije que podía ver mi perfil en LinkedIn pero que también podía mandarle mi CV.

Que entendía que si estaba en la red era para hacer contactos. Si no estaba interesado que no se hiciera visible.

Aclaré que si recomendaba a esa persona era porque la consideraba totalmente digna de merecerlo.

Y para finalizar le decía que posiblemente era un hombre tan “super importante” y con una red tan "repleta de contactos” que no necesitaba ninguno más y que, entonces, le diría a mi solicitante que no perdiera el tiempo con él.

La nueva respuesta no merece la pena reproducirla por lo soez y desconsiderada (quedando claro que el “individuo” no merecía que se le atribuyera el apelativo de ser humano, ni con comillas ni sin comillas, y que justamente la “cosa” era él mismo. No en vano, se cree el ladrón que todos son de su condición).

Como dije al principio de esta entrada, estaba camino de leer el blog de Isabel Iglesias, donde había publicado Cuentos para reflexionar: El mendigo que no quiso dejar de serlo, cuando se produjo todo este” altercado virtual” y finalmente comencé su lectura para darme cuenta que nada ocurre por casualidad.

La humildad es uno de los dones que todo líder 2.0 ha de ponerse como bandera. No olvidando, jamás, de dónde se viene y a dónde se va. Y sobre todo, no dejándose embriagar por el vértigo que produce estar en las alturas. Precisamente porque, no hay que estar en las alturas, sino en línea con tu equipo desarrollando liderazgo y no seguidores.  No poniendo distancia entre unas personas y otras. Siendo cercano y empático. Y, sobre todo, no perdiendo nunca el respeto a nadie, precisamente para que nadie nos lo pierda a nosotros.

Esta “cosa” con la que tuve el “gusto” de conversar trabaja en el departamento de RRHH de una empresa (que no es una PYME) ¿Cómo se pueden desterrar las ideas, acerca de los responsables de Capital Humano, sobre su falta de humanidad, cercanía, empatía, etc.; que tienen muchos trabajadores del resto de los departamentos; con elementos como éste?.

He de añadir que en la mañana de hoy he recibido un último correo de “la cosa” pidiéndome disculpas:

“Creo que debo disculparme por no haber sido correcto en mi respuesta, asi que lo siento, mal actuado ayer por parte mia”

Siguen faltando los acentos, pero al menos el tono ha cambiado. Es de sabios reconocer nuestros propios errores y eso le honra.

Quiero pensar que ayer tuvo un mal día y que no es tan “jefe siglo XX” como parecía y, que por el contrario, puede que existan atisbos de líder en su perfil profesional.

Aunque he comprobado que justamente ha entrado a visitar el mío esta misma mañana antes de enviarme la disculpa, lo que también puede hacer sospechar que sí que es uno de esos “jefes siglo XX”. Porque puede que me confundiera con un “jovencito”, ávido de contactos y loco por “tocar en la puerta” de un jefe de RRHH, y que me inventara todo eso de la recomendación de otra persona, para llamar su atención. Posiblemente, al ver mi perfil, se diera cuenta  que podría ser hasta su superior, habiendo sido Director Financiero y de RRHH, y entonces diera marcha atrás y en base a su mentalidad de ”jefe siglo XX” intentará mantener el rango jerárquico.

Yo no me considero ni menos ni más importante que nadie. Tengo una trayectoria profesional, que está ahí, y que sobre todo aporta experiencia (lo que se llama “seniority”) porque no tengo 20 años. Pero en base a esa “seniority” sé que ni a un jovencito de esa edad hay que cerrarle las puertas. Porque el jovencito de hoy puede ser el líder del mañana y algún día, lo mismo, me recomienda a alguien y si no estoy centrado ese día, puedo despreciarle sin darme cuenta, y empañar mí “marca personal” clasificándola en un tipo de dirección del siglo pasado.

Un antiguo profesor me dijo un día: “Cuándo el dedo señala la Luna, el tonto mira el dedo”.

Y como me dijo la persona objeto de mi recomendación y a la que, sin duda, seguiré recomendando (porque en los correos que hemos compartido, lamentándonos del incidente, todavía me ha demostrado más aún su sensatez y ante todo su calidad humana): “Andrés, mi abuelo me decía: Hay que tener amigos hasta en el infierno y que nunca debes dar la espalda a nadie, porque puede que un día acabes necesitando algo de él.